La oposición se encuentra en una interna feroz que podría terminar por poner en peligro la retención de su bastión histórico: la Ciudad de Buenos Aires.

Son cuatro los contendientes internos que podrían echar por la borda los casi 20 años de dominio porteño. Y a esto hay que sumar el factor Milei, que amenaza a la derecha como un fantasma neofascista que recorre los pasillos de la televisión. Pero quedémonos con el problema de JxC.

Por un lado, Horacio Rodríguez Larreta busca poner un delfín al frente de la Ciudad mientras se aventura a la elección nacional. La jugada es delicada, ya que una derrota nacional lo dejaría sin cargo político a Horacio, por lo que necesita cierta seguridad de que será un propio quien, eventualmente podría cobijarlo de nuevo en Buenos Aires en caso de derrota. Es por ello que quiere al ministro Fernán Quirós como sucesor. El titular de la cartera de Salud le salvó las papas y le ayudó con la imagen en los duros años de pandemia.

Pero Mauricio Macri metió la cola. El ex Presidente se bajó de las elecciones nacionales a cambio de un sólo pedido: ‘Que mi primo Jorge sea jefe de Gobierno’, dijo palabras más palabras menos. Larreta habría aceptado que el intendente de Vicente López lo suceda en la gestión, a cambio de un apoyo más grande dentro del PRO para las nacionales.

Y acá viene el tercer factor: Patricia Bullrich. La ex ministra de Seguridad busca ser la voz de ultra derecha interna. La precandidata podría, a fuerza de discursos odiantes, ganarle la interna a Horacio. Y seguramente ella también quiera a su propio candidato porteño. 

En cualquier caso, Larreta aseguró que solo habrá “un precandidato” del PRO para las primarias porteñas. Es aquí donde entra el cuarto factor: los radicales. 

La UCR quiere a Martín Lousteau. ‘Guga’ tiene cierta afinidad con el electorado de la capital, ya lo demostró en el pasado. Lo que podría ser la sorpresa para que los boinas blancas vuelvan a gobernar el distrito. El último en lograrlo fue ‘Chupete' De La Rúa.

El problema de Lousteau es la falta de un nombre competitivo que le genere ‘arrastre’. Es que, hasta los propios boinas blancas aceptan que no tienen una figura seductora que les ayude a elevar la performance en la Ciudad.

Es por ello que en la UCR se entusiasman con una jugada de ajedrez. Intervenir la Alianza para que las elecciones vayan despegadas de las nacionales y que ningún precandidato tenga el arrastre nacional. En ese caso, Jorge Macri y Lousteau competerían en ‘igualdad de condiciones’.

Todavía faltan meses de rosca y la cosa está lejos de cerrarse. En cualquier caso, tanto desde el kirchnerismo, como desde la extrema derecha se mantienen expectantes de estos movimientos. Ya que estas decisiones le darán forma definitiva a las PASO de la Ciudad.