Llega un punto donde la discusión se hace inviable, donde ya no importan los hechos, lo que ocurrió, sino lo que circula en las redes sociales.

Es tan extrema la mirada de los fundamentalistas de la grieta, que quieren creer lo que les gustaría que fuera, sin dedicar un minuto en confirmar si eso que les llega es verdad o no.

Antonio Laje tuvo que pedir un poco de moderación a sus propios seguidores, que le reclamaban que hablara sobre ‘’el gasoducto falso'', y hasta le solicitó al director -en vivo- que abriera la publicación que había hecho Chequeado.com para desmentir la fake news.