No es lo mismo ser graciosa, rápida, viva, en una conversación que se da en una mesa de una cena organizada por economistas que demostrarlo delante del mundo.

Hay veces que parece que Diana Mondino se olvidó que fue nombrada Canciller por Javier MIlei y sus palabras representan al país.

En un error sin precedentes y no forzado, la ministra no pudo controlar su impulso a hablar de más y salpimentar su discurso con un tono despectivo y condescendiente para forzarlo a que suene chistoso y disparó que “los chinos son todos iguales”, lo que sería desastroso si no fuera porque viene de un viaje… a China para mejorar la relación entre ambas naciones.