Con una justificación estigmatizante, la diputada Elisa Carrió reconoció el historial narco del yerno del Toty Flores, Roberto Andrés Herrera.

"Como gran parte del conurbano, el yerno de Toty también ha tenido problemas con las drogas", justificó la diputada con un argumento que  va en la misma línea de aquellos que afirman que todos los que viven en una villa son delincuentes.

"Pero esto es claramente una venganza del PJ a lo que venimos diciendo en los últimos días. Solo pedimos a Espinosa (sic) y a (Daniel) Scioli que no lo torturen ni lo maten", continúa el texto de Carrió.

"Se trata de una persona que ha tenido problemas con drogas en el pasado pero que su detención del día de hoy es una respuesta de la mafia que conduce el intendente (Fernando) Espinosa (sic) en La Matanza", redactó en el comienzo.

Y cierra: "Este tipo de operaciones del PJ contra nosotros el jueves previo a la elección, es una tradición que respetamos y a la que estamos acostumbrados".

Por otro lado, resulta llamativo -o no tanto- que mientras que el Grupo Clarín forzó un informe insostenible sobre una supuesta relación entre Aníbal Fernández y el tráfico de efedrina, el vice de la diputada Elisa Carrió estuvo detenido por narcotráfico.

Además, Elisa Carrió le prestó su casa a Salerno, para que lo entrvista Jorge Lanata. Salerno está vinculado con el tráfico de efedrina y fue investigado por el triple crimen.

Roberto Herrara -el yerno de Flores -es un ex suboficial de la Policía bonaerense que fue detenido acusado de tener un laboratorio para producir drogas sintéticas, en un kiosco del partido de La Matanza, informaron fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense.

De acuerdo al informe, la detención del marido de la hija de Flores se produjo durante una serie de allanamientos en los que fueron secuestraron 30 kilos de cocaína, mil tizas de esa droga y precursores para la fabricación de drogas sintéticas.

El operativo, a cargo de efectivos de la División Drogas Peligrosas de La Matanza, fue el resultado de una investigación iniciada el año pasado sobre el accionar de una banda compuesta por delincuentes argentinos y bolivianos que procesaban cocaína y drogas sintéticas y que sacaban del país escondidas en "estatuas de toros".