Para Carlos Maslatón es clara la divisoria de aguas entre las cuestiones ideológicas, metodológicas, y los negociados que existen alrededor de la política.

Dentro de esto último ubicó a García Moritán, desestimando la chicana de Pablo Duggan de que se trataba de un liberal como él.

Y apuntó a fondo a desestimarlo como hombre de la política y señalándolo como un hombre interesado exclusivamente en sus negocios personales.