La idea era hablar mal de la educación pública. Para eso la precandidata asguró que la mayoría de los pibes argentinos “quedan en el cementerio de la escuela secundaria”.

Pero para darle más énfasis a su desconocimiento absoluto del tema aseguró, sin ponerse colorada, que casi la mitad de los alumnos de las universidades públicas son extranjeros.

Más allá de que la Constitución Nacional garantiza derechos “a todo aquel que quiera habitar el suelo argentino”, la candidata podría haber chequeado los datos oficiales que indican que en sus carreras de grado de la UBA hay unos 14.000 estudiantes que no son argentinos, lo que representa un 4,1% de la matricula total.

Por su parte, el porcentaje de extranjeros en posgrados de la universidad pública alcanza un 15% ya que son 4500 sobre 30.000 alumnos. El detalle es que los posgrados son arancelados.

Lo que queda claro es que, para hablar de educación, hay que estudiar.