La campaña de Patricia Bullrich fue cuanto menos, errática. Mostrando una imagen flojísima en el primer debate presidencial y con pasos incoherentes como su propuesta de una nueva filosofía que encaraba Santiago Kovladoff o el llamado de último momento a Horacio Rodríguez Larreta, su resultado electoral fue lamentable.

En su última aparición Bullrich volvió a mostrar sus modales, no quiso felicitar a los que llegaron al ballotage y repitió los latiguillos que lanzó en la campaña.

Al mismo tiempo mostró la intención de que Juntos por el Cambio no se disperse, adelantándose a la posible división del espacio creado entre el Pro, la UCR y la Coalición Cívica, entre otros.