Una vez más comienzo estas líneas con un aspecto autorreferencial que de seguro, les ha ocurrido a alguno de ustedes o a alguien que conocen. Por lo que pueden quitar los nombres que pongo y reemplazarlos por los que quieran.

Mi papá, que falleció hace ya 10 años, llevaba una pequeña empresa que deseaba que yo siguiese adelante. La empresa no era de carácter familiar pero sí era muy importante como sostén anímico de la misma. Nunca me intereso a mí seguir adelante o tomar las riendas de ese emprendimiento que había arrancado en forma muy pero muy humilde y desprolija por mi abuelo Césare, venido de la Italia y escapando de la guerra a principios del siglo 20, y que después estaba siguiendo mi viejo. Unos meses antes de que mi papá saliese de gira; empecé a advertir que había algunas cosas de esa empresa en las que, lejos de involucrarme de lleno, debía dar mi opinión. Fue un vistazo a futuro. Un futuro que yo pensaba iba a ser un poco allá del que finalmente fue pero eso, no lo sabíamos ni él ni yo.

Un sábado a la tarde entonces, en su casa de Mataderos, nos reunimos frente a una picadita básica regada con una cerveza y le planteé ese vistazo que había tenido. Él me miraba en silencio. Me dejaba hablar y expresarme hasta que callé y le pregunté que le parecía lo que yo le estaba argumentando.

Sin que se le moviera un músculo me dijo; “Viejito -me llamaba viejito o hijito- cuando yo no esté más, hacé lo que vos quieras. Mientras esté yo, las cosas van a ser como yo las decida”.

Seguramente, los cambios de organización o planteos de cambio, o ideas nuevas que hayan podido servir a que el fútbol argentino sea más ágil y dinámico, le fueron llevadas a Don Julio cuando estaba encima de la pirámide dirigencial; y la respuesta haya sido idéntica a la que recibí yo de parte de mi viejo. Resulta lógico pensar entonces que, ya sin Julio Grondona, la estructura, y con estructura me refiero a los demás dirigentes, necesite llevar adelante aquellos cambios que se le presentaran.

No se si se trata de “borrón y cuenta nueva”, pero si de aprender a pescar en pos de dejar de recibir el pescado.

También es lógico que aún hoy los hinchas, dirigentes, periodistas, jugadores, directores técnicos y ayudantes, tengamos el reflejo de pensar de la misma manera que pensábamos cuando había una sola cabeza que decidía y que llevaba adelante todo.

Está claro que los protocolos que se llevaron a cabo éste último fin de semana y que determinó que Tigre vs Lanús comenzasen a jugar, y que debieran luego suspender el juego, o que Arsenal vs Independiente y River vs Estudiantes de La Plata ni siquiera jugaran por las inclemencias del tiempo; deben reverse.

Está claro también, que casi todos están de acuerdo con que en fechas FIFA, el campeonato local debiera parar, y está claro también que TODOS debieran aceptar las decisiones que se vayan a tomar más adelante con respecto a los cambios.

Con todos los aspectos que ha tenido nuestro fútbol en los últimos 35 años, los positivos y los negativos, se torna difícil establecer nuevos puntos de partida en tan solo un semestre. No tiene nada de malo cambiar como tampoco revisar viejos conceptos y hasta tal vez, aceptar que se cometieron errores.

Ojalá tengamos todos una buena semana.