El error de Conmebol, de cómodos nomás porque después lo aclararon, de poner una sola fecha para los 8 partidos de 8vos de final que derivó en la controversia de si se jugaba el 6 y 13 de diciembre. "Estaba pautado el 6 y 13. Si hay cambio, se demuestran intereses, que no son sólo económicos. Es problema de River, esto es problema de ellos. No es limpio lo que está pasando. Voy a luchar por esto" Bramó el técnico de Boca Jrs.

“Se ve que tuvo un mal día. Que él se preocupe por armar el equipo que de las fechas nos encargamos nosotros” Le respondió Angelici. “El domingo tenía una versión que era incorrecta. Todos saben que hablé con dirigentes en el vestuario. Mi expresión no fue la correcta. Luego hablé con el presidente (Angelici) y la TV. El equivocado era yo. La televisión brasileña es la que pone más dinero y la que elige. Por eso se jugará el 7 a las 21 hs" cerró la disputa el Vasco Arruabarrena.

El bolazo de que Cavenaghi se acostaba con las esposas de Sánchez y de Barovero. La disputa constante por el tema de los árbitros. Tal equipo “pone” a tal juez pero el otro “no lo quiere”. El pésimo trabajo del equipo arbitral en el Monumental. La patada de Vangioni, la de Funes Mori y la desleal trompada de Sánchez a Gago. La escupida de Pérez a Pity Martínez. Osvaldo diciéndole a Sánchez lo bien que Cavenaghi tenía sexo con su esposa 10 días después de una acción solidaria junto a Ponzio en S.O.S Infantil. La cobarde agresión a los jugadores de River en el túnel de acceso a la cancha. Las fotos trucadas. El falso subtitulado a un video donde Chiarini, arquero suplente de River, increpa a un policía. La versión de que la agresión y el lanzamiento del menjunje que abrasó  los jugadores del millonario, había sido parte del accionar policial. La entrada del dron, cuando a quienes vamos a la cancha nos palpan hasta de caramelos. Un veedor de Conmebol perdido y sin criterio. Dos planteles enteros, con sus cuerpos técnicos incluidos, metidos en una película de terror. Un árbitro, el menos golpeado en todo esto, a merced de la indecisión de autoridades competentes. Desconocimiento de la cura para con los afectados por el brebaje lanzado por un criminal; porque la prioridad era que los de River se recompusieran para reiniciar el partido. Los hinchas comunes lanzando botellazos a la cancha cuando el plantel de Nuñez amagó a salir de la cancha. La pasividad del plantel de Boca. La preocupación de Gago de hablar con las manos tapándose la boca, como si estuviera divulgando que pasó en el caso Nisman.

Dirigentes adentro de la cancha para marcar territorio. Unos y otros; cada uno con sus intereses. Una hora y media con los planteles dentro del campo de juego sin saber que hacer. El saludo rehén, pero gesto polémico al fin, de los jugadores de Boca dirigido únicamente al sector donde se ubican, los que a la postre, descalificaron al equipo de la Copa. Esa Copa donde Boca, se siente más Boca que nunca.

Sanción ejemplar, que no parece tal, pero que deportivamente es durísima. La que le duele al hincha de Boca de verdad, el que lleva a sus hijos para prolongar la tradición. El “Jueguen cagones” de un político que luego sube a su red social, una foto de él mismo insultando pero abogando por la no violencia.

“Que carajo estoy haciendo yo acá” dijo. Fue la primera voz riverplatense en expresarse sobre el papelón mundial que tuvo que vivir. Fue Marcelo Gallardo. El único héroe en este lío.

Ojalá tengamos todos una buena semana.