La oposición no sabe a dónde irá. Pero sea cual fuere su destino, tiene una prisa enorme por llegar. La mayoría de sus líderes ni leyeron que en febrero de 2014 los afiliados a Berlusconi pasaron a la nada: de ser millones, bajaron a 15 mil. Probó que los italianos repudian la orfandad en la que los arrojó el Neoliberalismo. Aquí la oposición aun lo rescata.

¿Quién la nutre? Sus asesores: cuentapropistas de economía y shock. Es vergonzoso, analizando la crisis europea. Tenemos candidatos con casi cero gestión y 30 % de intención de voto. ¿Su mérito? Recaudar.

Y ser empresario, deportista o actor rico. Sin formación. Amigos entre ellos; quizá mañana, socios políticos. Revela que la felonía es el pase de entrada a la política. Y el votante acata a ojos cerrados esa imagen ficticia de quienes perjuran tener soluciones.  Así, honrará la deshonra.

Enfocada en chismes de la elección, cierta gente está ciega. Ejemplo: no inquiere por qué hubo reiterados intentos de desestabilización, con las corridas bancarias, o acusaciones para destituir a la Presidenta. La última fue el fallido caso Nisman. Hay que partir del pasado. En estos días, un asesor de empresas publicó en el diario centenario, que serán útiles “200 hombres como Cavallo”, para reconstruir a su modo al país.

Ejemplo de cero autocríticas. El economista innombrable, causante de enormes males iniciados con la estatización de la deuda privada de las empresas en 1982 (que costó lágrimas y sangre), y de suicidios en los 90 y el 2002, es el salvador ideal para la antipatria local. No aprenden.

El dolor que su política le causó al pueblo (despidos, privatizaciones y congelación de salarios y jubilaciones) en diversos períodos y cargos que ocupó, son vistos como algo virtuoso. ¿Por qué? Porque la lucha de los privilegiados contra los vulnerables nunca reconoce límites; han ganado mucho dinero en estos últimos doce años. Pero anhelan más.

La redistribución regresiva que implica el “ajuste” tendría beneficiarios: la cúpula empresarial. A menores reservas y la dolarización de activos, habría ataques al peso y corridas bancarias. Históricamente, cuando más ganaron los empresarios, invirtieron menos. Se fugó el dinero del país. Cayó el salario y el poder del consumo popular. Con desempleo crecieron la rentabilidad y la concentración. Evitarlo interesa al pueblo.

No a los opositores. Maquillan su buscada restauración conservadora. “Un nuevo cielo”. Falacia de los consensos y evitar los conflictos. Ellos los alientan si uno toca sus intereses. Conflictos no tiene el macrismo, dice el diputado Claudio Lozano, con 1200 locales de trata de mujeres en esta ciudad. ¿Alguien cobra bien? “Maquillaje” es un bello tango de dos amigos, los hermanos Expósito: “No, ni es cielo ni es azul, ni al fin tu juventud”. Parece escrito para opositores. Su maquillaje se evapora.

Porque el Poder carece de límites morales, está más allá del bien y del mal. Por ello, dijeron desde enero de 2014 que ése y éste, serían años terribles en lo económico. Han fallado. Su ideal era repetir la situación que generó el golpe del 76: la sociedad se quejaba con justa razón, de la situación previa. Pero olvidaba (y aún olvida) de dónde surgía: para lograr el ilógico asentimiento silencioso del pueblo a una ruptura de las elecciones pactadas para nueve meses después, ocultos civiles y sus amanuenses militares ejecutaron una política reiterada de desprestigio de las instituciones, contribuyendo con la dura represión de la Triple A.

Eran en realidad las Tres Armas usando a parapoliciales para sostener un clima ominoso que facilitaría lo que vino: la interrupción del pésimo gobierno democrático de Isabel Perón, un plan político de terror y más  represión, otro económico de endeudamiento (vale recordar que aquel gobierno peronista subió con 7.200 millones de dólares de deuda y se fue con la misma, mientras el Proceso la sextuplicó en 7 años y la dejó en 43 mil millones, origen de los males posteriores), y el cese de toda forma de resistencia popular, frente al aniquilamiento de los insumisos.

Esas minorías, agazapadas, buscan retornar de su derrota en estos 12 años. De nuevo explotar al pueblo aun perjudicando a la Nación; como cuando se unen al Ciadi para litigar contra el país defendiendo a varias compañías privatizadas que se han nacionalizado. Hoy lo hacen por la ex propietaria de Aerolíneas Argentinas, que había aceptado partir en silencio y sin reclamar nada. Desean volver a la política económica de los 90: castigar a millones, como el menemismo. Con la futura miseria.

Planificada. Bajo déficit fiscal y su correlato: desempleo y pobreza sin mañana, para favorecer la exportación agropecuaria e industrial, con salarios bajos (lo exigió Méndez, de la UIA) y beneficio a empresarios con un dólar “más competitivo” (el “recontraalto”). Tienen una pléyade de periodistas que producen la apología de ese plan. Lo justificarán los medios hegemónicos titulando en diarios: “herencia del  kirchnerismo”.

¿La prueba? Una reciente tapa de “La Nación” afirmó que en 2016 se deberán pagar U$S 25 mil millones. Pero un economista no arrodillado (Andrés Asiain, en Página 12) certificó que sólo serán 2.900 millones.

Quien escribe estas líneas no lo hace al azar, como el FMI, que ofrece pronósticos políticos (no económicos) a los países de la región. Afirmó que nuestro PBI bajaría el 1,3 % en 2015. Ya cambió: 0,3 %. La Cepal dice lo opuesto: subirá el 1,1%. Por lo tanto, será mayor. Pues el FMI, el BM y la Cepal le erran desde un 108 % al 700 % a países distantes de sus políticas. Pero sólo 24 % con los aliados a ellos. Sobrestiman el crecimiento si hay créditos ortodoxos, y lo subestiman si no prestaron.

La prensa hegemónica fabula. Sus voceros ruegan “unirse” y vencer al kirchnerismo. Aunque sea, arañándose entre los gatos. Son las típicas y usuales maquinaciones electorales, veloces y sin programa común, nacidas del desgaste político de partidos sin generación de cuadros ni jóvenes militantes. Gente que pasa de un partido a otro. Luego pierde y vuelve a empezar. Cobra por cada voto recibido y vive de la política.

Derecha e izquierda, iguales. Aun en la atomizada izquierda, algunos se ven, cada cuatro años, como presidentes. La falsa imagen de ilusos que jamás le reconocen méritos a los K. Dos hermanos ¿socios? usan distintos seudónimos. Uno posa de izquierdista, desde su partido juzga todo mal. El otro defiende a la derecha desde ciertos medios de Clarín.

Es que son los portavoces de los monopolios y proceden con lealtades secretas, fuera de la vista de la mayoría. Confesó el suicidado Yabrán: “Tener poder, significa tener impunidad”. No cambian. Esta opacidad intelectual -dentro del entramado aristocrático de nuestra derecha- del diario que es “tribuna de doctrina” y de “Clarín”, que lo supera gracias al cable (con aumentos avalados por la Corte Suprema) se nutre de la ignorancia e inconsciencia de políticos que no emiten diez palabras sin leerlas. No pueden ni debatir. Pues carecen de formación y convicción.

Viven lejos de la gente, en un mundo de aduladores y alcahuetes que buscan futuros cargos. Y esto los ciega, hasta el punto de no ponerle freno a lo que realmente les está permitido. Recuerde cuando Massa era Jefe de Gabinete e invitó a la Casa de Gobierno a un miembro de la Embajada de EE.UU (según cables de WikiLeaks) para denostar a Néstor Kirchner, que estaba en otra oficina. ¿Un delirante? ¿O sumiso cual Nisman? Decídalo usted. Creen a la política su propiedad privada.

Y del sector social al que representan. Los tiene en una sillita de oro y los protege, cubre sus errores ante la sociedad. Su esclerosis es una idea predemocrática del gobierno: vencer por las buenas o realizar un “golpe blando” y echar al que ganó. Como buscó López en Venezuela. Anhelan un poder para pocos, unidos por la defensa de sus negocios. Si vencen, volveremos al siglo XX. Y se perderá lo ganado hasta hoy.

Dijo la Presidenta que grandes empresarios (quizás Magnetto y Macri, como hizo Piñera en Chile) intentan tener no sólo el Poder económico y mandar desde las sombras, sino detentar el Poder político; gobernar: “atendido por sus propios dueños”. Pero no podía ser eterno el silencio de la esperada participación ciudadana en el sistema político. Y luego, muchos jóvenes empezaron, tras el 2003, a militar en esta democracia dejando el miedo a un lado. Aunque las corporaciones alardean con su demandas prehistóricas y su sensación de impunidad. Sus candidatos exhiben un plan uniforme, atrasado, que da escalofríos a quien piensa.

Hace días, las Cámaras empresarias se reunieron en el hotel Alvear y las aconsejaron tres ideólogos, impiadosos economistas: Broda; un ex candidato a ministro de Economía de Menem (Melconián); y J. Espert: devaluación del 100%; eliminar todos los subsidios, planes sociales y aranceles empresariales; achicar y congelar el gasto público; irse del Mercosur y alinearse con EE.UU; quitar el cepo; pagarle a los buitres; suba de tarifas y libre comercio; sin paritarias. Y privatizar fondos de la Anses. El resultado: inflación del 110 %, caída brutal del PBI (12 a 14 %), industrias y pymes cerradas. Vuelta al 2002: hambre. Y se brindó “por el capitalismo”. Sí. Era el plan de Martínez de Hoz y la dictadura.

¡Qué comisiones otorgarían a algunos tantos futuros créditos del FMI! Porque siguen con la mente en el ayer: guante de seda con los bancos y mano dura con los trabajadores. Nadie oyó al sindicalismo protestar.

El Ciadi (cómplice de fondos buitre) pide pagarle. Si uno se niega otros negocios son como el Paraíso: difícil de entrar e imposible de salir. El aire puro viene de China. Valoremos los Acuerdos Integrales con ella.

Tenemos parientes en Italia, hoy angustiados. Han vendido un negocio abierto por 30 años y tres quieren vender sus casas, compradas hace 10 años; no pueden pagar las hipotecas, aún les faltan 20 años. Nadie compra. Cierran mil pymes por día, y siguen los suicidios por desalojo. Creían a la derecha el progreso. Los golpea la cruel verdad. Aquí, no.

La oposición, con megacobertura de medios, dará con economistas el aceite de ricino fascista para tragar su programa. Cree que la gente lo aceptará. Porque aquí los medios ocultan el fracaso de esas políticas en el planeta. Quien firma, hace 6 años advierte sobre ello: primero en un diario, luego aquí. Ninguna política ortodoxa logra hoy éxito. Y dos premios Nobel: Stiglitz y Krugman, aplauden la política de esta región.

Cuando en la tele Sergio Massa sugirió: “Si quiere el progreso en Salta vote a Romero-Olmedo”, definió por qué militó en la reaccionaria UCD. Romero, candidato a vice de Menem en 2003 (perdieron y arrugaron); y Olmedo, un diputado con tierras sojeras, que tuvo obreros en negro. Días antes, un obsecuente periodismo afirmaba que el diario local “El Tribuno” encuestaba empate técnico con el después ganador, Urtubey.

Pero callaba que ese diario es propiedad de Romero. Perdió por más de 14 puntos. Sólo puede esperar banalidad de Massa o del sonriente Macri, protegido por aquel diario gratuito que lo ensalza cada día en la ciudad (“La Razón”), lo cual sugiere un pacto con el dueño: Magnetto. Lo que no dirá “La Razón” es que el macrismo subió en 2007 con 196 millones de dólares de deuda. La elevó el 1100%: hoy, 2.443 millones.

¿Quién la pagará? Usted, sus hijos y nietos. ¿Dónde está la plata? No hicieron más que dos Metrobús, trajeron vagones de subte obsoletos y sin aire acondicionado. Y bajó el presupuesto en Educación y Cultura un 25 % (por esto, el año pasado quedaron sin colegio 17 mil niños, y éste casi 5 mil) y el de Salud un 16 %. Vaya a un hospital y verifíquelo.

¿Qué usted no va allí, ni lo necesita? Se equivoca. Un accidente en la calle a un hijo o un padre lo depositará ahí, y sus buenos médicos, en general carecen de variados elementos. Aunque aquí los conductores no van presos (al contrario de los países centrales) en España el 70 % de atropellados por autos son mayores de 65: ¿no tiene usted padres? ¿O hijos que conducen a veces alcoholizados o salen con amigos así?

El mundo ideal será aquél en el que todas las personas tengan iguales derechos a la salud, pero sean, como en la realidad, diferentes. Tienen que convivir el heterosexual, el gay, la frívola, la que nunca se haría un aborto y la que desea hacerlo. Cada cual, debe tener derecho a elegir.

Su propia vida y religión; o ninguna, si así lo prefiere. Ya que los seres humanos parecen ser solidarios sólo ante las grandes catástrofes, ¿es obligado otro 2001 para que los de arriba se apiaden de los de abajo? No lo hicieron, no cuente con ello. La gente debe exigir su derecho a la igualdad. Primero, con el voto. Si no lo respetan, luchando para que lo valoren más. La democracia no es sólo votar. Implica responsabilidad.

Cuando el que gana traiciona lo que prometió (Menem) o se une a las corporaciones para quitarle derechos al pueblo, la violencia para sacar del poder a un gobierno, es justa. Siempre la cruel violencia de arriba, genera la de abajo. A algunos, hoy les da igual que los pisen. No leen.

Muchos candidatos no parecen diferentes a los de otros países: todos quieren su fiel rebanada aunque el plato del pueblo permanezca vacío.

Es gente que rechaza la fraternidad, rastrear el pasado, limpiarlo. Sólo habla de encuestas, con agendas llenas de sonrisas y mentiras pues, cuando toma una decisión, supone que estar “en ese lugar” le otorga la capacidad para gestionar. Pero nunca escucha a la gente de a pie.

Habla solamente con aduladores que le rodean y miman. La soberbia le induce a creer que gobernará sin proyecto y contra las mayorías. Su vanidad es ganar, no hacer. El yo vale más que el usted. ¿El ejemplo?

Que en Santa Fe el actor Del Sel lograra el 28 % de los votos avala la televisiva grosería de los votantes. Sin debate, votaron por “el cambio”. Desigualdad y corrupción serían similares con Del Sel. Un gobernante sin militancia y rico (tiene todo y quiere más) es manejable. Está lejos del pobre y la clase media. Para salvarse memore a Antonio Machado, ido por la Guerra Civil en España: “Moneda que está en la mano, quizá se puede guardar. Moneda que está en el alma, se pierde si no se da”.

Basta mirar el mapa de decenas de países colonizados aun en el siglo XX, para comprender lo que les costó a esas masas su liberación. Es lo que hizo Cuba al expulsar a Batista en 1959. Hoy Obama lo admite, y acepta sacar a Cuba de los falsos países “terroristas”, donde EE.UU lo colocó en 1982, mucho después de su apoyo a la lucha del Che en el Congo. Lo paradójico es que Cuba sufrió en 55 años, 3.500 muertos por atentados terroristas (¿lo leyó alguna vez en medio siglo?) y 2.100 discapacitados. Ignorados en los medios. ¿Adivina quién los agredía?

Porque los ricos tienen sus propias leyes. Y una parte afincada a dedo en el Poder Judicial, también. Enaltecer a la “Justicia” argentina nos inculcaron desde niños. E iniciamos abogacía, para ser defensores en juicios con jurados que ordena la Constitución y exhiben los films de EE. UU. Defensores adolescentes de Gelsomina, la desprotegida de “La strada” (1954), el gran film de Fellini que le dijimos a Mastroianni era un tango (la nostalgia del amor ya perdido) hecho imágenes. Pero no había juicio con jurados. La realidad cambió los ideales. Pronto nos desilusionamos. Por el amiguismo en los Tribunales. Tenía razón Pío Baroja: “Las leyes son como los perros, sólo ladran a lo que están mal vestidos”. Sume las cautelares: todas a favor de grupos concentrados.

Aunque se perdieran las elecciones de octubre –lo cual descartamos- este proyecto seguiría vivo. ¿Por qué? Lo señaló Aristóteles: “Ninguna voz se pierde por completo, si es la voz de muchos hombres”. Pero ya antes de votar, uno debe evaluar bien los valores reales del candidato, su aptitud para la integración de los lazos sociales con las clases más vulnerables, y su negativa (o no) a unirse a las grandes corporaciones.

Esperemos que si el proyecto sigue en 2016, un líder ambiguo no dé marcha atrás. O no avance. Porque Rosa Luxemburgo dijo desde la cárcel: “El poder debilita la memoria. Los que llegan, olvidan mucho”.

En cuanto a la oposición y sus escribidores, les vendría bien Pascal. En 1666 escribió: “La verdad ha quedado tan oscurecida y la mentira tan establecida que, si no se ama la verdad, no se puede conocerla”.

La vida es un leve parpadeo entre sombras, pero al divisar el futuro de este proyecto, uno lo intuye creciendo. Con gente nueva. Es la hora de amar la verdad y valorar lo hecho: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño. Cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño” (San Pablo, 1ª. Epístola a los Corintos, 13.11).

Demostrando ser lo opuesto a una mujer interesada en sí misma y que ha dejado de oír los reclamos del pueblo, la Presidenta fue a escuchar y hablar en el sitio donde radicales rebeldes (a su dirigencia) decidían integrarse dentro del proyecto kirchnerista. Nadie los reclutó. E igual a “Enrique V” (la obra de Shakespeare) se presentó ante ellos como una militante más. En la pieza el rey dice: “Con mi lengua me despojo del cetro”. Eso realizó Cristina. Los trató como a una familia, la “banda de hermanos” que menciona Enrique V. Porque unidos todos somos más. Esos maduros o jóvenes radicales ratificaron que dejaron de ser niños.

Nuestra clase media demostró, durante décadas, ser ahistórica. Este cambio en radicales, revela que el pueblo despierta. No votará contra sí mismo, para llorar como en Grecia, España, Portugal, Francia, Italia.

El campo del intelectual es, en esencia, la conciencia. Y el del hombre común, también. Cualquiera es intelectual, si decide cambiar a tiempo.