Para los futsaleros llegó el momento deseado. Sin retroceder mucho en el tiempo, cada vez que decía la palabra futsal ante algún amigo, familiar o simplemente en una charla futbolera con un desconocido, todos me miraban con cara de que no entendían a qué me refería.

“¿Futsal? ¿Y eso que es? ¿Un arte marcial?”, me llegaron a preguntar. Conocí la disciplina en el 2008 y al igual que los que la descubrieron cuando empezó en AFA, hace 30 años, o los que ya la practicaban desde los comienzos del futbol de salón AMF (Asociación Mundial de Futsal), me enamoré.

Es cierto que en los últimos años creció la difusión del deporte, pero no lograba tener la magnitud que obtuvo esta semana.

¿Era impensado ganar la Copa? Desde el lado institucional creo que sí: Argentina tiene una Liga con un amateurismo marrón como el de los comienzos del fútbol y competía contra potencias como Brasil, España, Italia y Rusia, que son profesionales.

Desde el lado deportivo, que al fin y al cabo es el que cuenta a la hora de salir a la cancha, gracias a la intensidad para trabajar, el profesionalismo desde las formas de entrenamiento y la mentalidad ganadora que Diego Giustozzi le inculcó a los jugadores, superaron cualquier otro factor y consolidaron un equipo a la altura de las potencias.

Por la consagración Mundial, lo que me pasó a mí en el 2008, se trasladó a lo largo y ancho de todo un país que alentó, apoyó, sufrió y finalmente festejó gracias a una disciplina que apenas descubrían pero con la que se sintieron identificados.

Como dijo Leandro Cuzzolino cuando arribó a Ezeiza desde Colombia: “Es hora de que los que llaman al deporte papi futbol, lo nombren como se debe: futsal”.

l objetivo de aquí en adelante es que este momento no quede en una anécdota o en solamente un logro deportivo, sino que sea el puntapié inicial para que se instale definitivamente la disciplina.

Ahora la pelota la tienen los dirigentes, que tendrán que gestar una Liga a la altura para que la explosión de estos últimos días no sea efímera. Y claro, desde A Dos Toques también tendremos que seguir trabajando y convenciendo a que cada vez más inversores se sumen al deporte que enamoró al país.