Hay pollos híbridos, todo el mundo lo sabe. No son gallos ni gallinas. Y hay jueces y políticos híbridos. Como comportamientos híbridos hay en los entresijos de la vida.

Lo híbrido esteriliza a la política y le sirve el poder en bandeja a la antipolítica. Es decir: a los poderes financieros y corporativos que ganan cuando aquella pierde. La hibridez es una cruza y a la vez una mezcla de procreación estéril. Lo es desde aquel minotauro mítico nacido del toro de Creta y Pasifae, hasta el burdégano y la mula, que no son caballo ni burro. De un día que amanece nublado se dice que está dudoso y lo mismo se dice del mar cuando no se sabe si vendrá en forma de maremoto o de marea leve.

Hay un diálogo en Shakespeare, en que Hamlet le dice a Polonio: ¿ Ves aquella nube que tiene la forma de un camello?Polonio asiente y le dice que sí, que se parece a un camello. Hamlet agrega entonces: Pues me parece una comadreja. Y Polonio consiente: Si, tiene el lomo de una comadreja. Agrega entonces Hamlet: ¿O lo tiene de una ballena? Son los dilemas del kircherismo puro, del duro, del cierto, del incierto, del que ve el lomo de la ballena o el que ve el de la comadreja. Para la oposición sería bueno asegurarse que fuese el lomo de la comadreja.

La hibridez es ambigua: ¿ Qué es un leopón, es un leopardo o un león? ¿O no es ni uno ni otro? El híbrido desorienta y confunde. Como esas lágrimas que uno no sabe si son de dolor, de costumbre, de cortesía o de hielo. O de movilero y panelista sobreactuando en alguna tragedia de rating dsconsolado. Porque una cosa es, usufructuando los criaderos, elegir para comer en la mesa un pollo híbrido y suculento, pero otra arriesgada es elegir a un político híbrido que nunca termina de decidirse entre poner abundancia en la mesa del pueblo o dejarla acumular en los silos y cuentas de los ya prósperos. Se suele explicar que una fotografía, una secuencia no es una película. No creo. ¿Es solamente una foto  la escena del cuadro de Videla descolgado por orden de un presidente democrático? Por eso la reciente escena marplatense celebrada por el grupo Clarín con el gobernador sonriente entre un elenco plural con personajes antiplurales, es afortunada para unos e infeliz para otros. Cada uno elige una u otra.  Solamente el híbrido opta por ambas porque eso nace de su esencia. En esto no hay ambigüedad posible: si se es leopón, ¿Con qué manada convive, con la de los leopardos o los leones? Ojo, que entre tanta hibridez, puede ocurrir que el leopón se quede solo. Sin ninguna manada.