BELO HORIZONTE.- Argentina venció por 1 a 0 a Irán en su segunda presentación en la Copa del Mundo y demostró que más allá de la discusión semanal acerca del sistema a utilizar, hay otros factores que deben tenerse en cuenta para lograr aquello que se denomina "jugar bien" y que, a partir de ahí, sea más fácil llegar a la victoria.

En este segundo partido Argentina ofreció un poco de cada uno de esos elementos. En el juego asociado volvió a errar muchos pases esenciales para llegar al arco contrario. Si bien la efectividad fue de un 87%, ese número no se traduce en peligro para el contrario. Tal como sucediera frente a Bosnia, el conjunto de Sabella careció de precisión a la hora de asistencias al gol. Gago, el principal enlace entre la línea de atrás y la de adelante, falló varias veces y regaló algunas contras que podrían resultar peligrosas ante un rival de mayor envergadura.

También de dinámica hubo tan solo pequeños destellos. Las "paredes", que generaron alguna señal de peligro en el primer tiempo, desaparecieron en el complemento. A Messi le costó encontrar por el medio el hueco para realizar algo similar a lo que ocurrió contra Bosnia en aquel toque y devolución con Higuaín.

La profundidad se vuelve sin dudas uno de los síntomas más preocupantes tras el encuentro ante la selección asiática y que sin dudas se relaciona con los anteriores factores. Los pases que se dieron bien resultaron en su mayoría previsibles, la pelota se movió de una manera lenta y en pocas oportunidades (una de Higuaín en el primer tiempo) se consiguió realizar un pase al vacío para la llegada de un jugador en posición de gol.

En torno al sistema defensivo se puede marcar que también careció de una presión que asfixiara a un equipo carente de virtudes técnicas como el iraní. Una presión alta y que adelantara más a la defensa argentina podría haber forzado al error del rival y con eso alguna posibilidad clara de gol.

De Aguero, Di María e Higuaín hubo poco. Son tres pilares fundamentales en la ofensiva y todavía están lejos de su mejor nivel. Los dos primeros jugaron mejor que ante Bosnia pero aún el último toque queda como materia pendiente. En cuanto al nueve, Higuaín suele destacarse por su efectividad, de la cual ha carecido hasta ahora y prueba de ello son sus errores a la hora de parar el balón tanto en este como en el anterior encuentro en jugadas con peligro.

De Messi hubo poco. Pero por ahora, basta y sobra.