Cuando se abrió el telón, y las guitarras ya estaban punteando el tremendo riff que grabaron los bronces en 'La Leyenda de Guahayona' (Frenesí, 2004) apareció ella, como una verdadera diosa del olimpo: vestido rojo furioso con la toga dorada a la cintura, en lo que parecía una pintura mitológica.

En un bello y cómodo espacio -la Sala Siranush- la cantante toma el riesgo de llenar con su voz muchos metros cuadrados, cuando la elección de un reducto más pequeño, cálido y cercano le vendría mucho mejor a la intención intimista del show. 

Sus fieles laderos la protegen con dulzura a lo largo de sus entrañables boleros y baladas, algunos covers y canciones de su padre, Mike Acevedo. En guitarra acústica y slide, Maneco Sáez; en piano y hammond, Dante Clementino; en guitarra, mandolina y acordeón, Maximiliano Iglesias. Eventualmente, se suma otra viola acústica de parte de Sergio Rotman. 

El repertorio recorre algunos de sus éxitos, versiones de artistas admirados y hasta famosos hits de Sergio Rotman: entre ellas 'Gloomy sunday', interpretada en 1941 por Billie Holiday en su registro más famosos; 'Nobody does it better', de Marvin Hamlisch; la balada country 'Crazy' de Willi Nelson; o la mismísima 'Siguiendo la luna', tema compuesto por Rotman para los Fabulosos Cadillacs que ya era un verdadero clásico en la voz de su pareja. 

Por supuesto, también sonaron 'Yo no lloro más' y 'Vente conmigo' en el momento de baile fogonero al que se sumaron desde los sillones y las mesas más alejadas del escenario.

La noche también ofrecía la espectacular cocina armenia: lo de espectacular se desprende de la sensación visual, ya que los precios de la carta asustaron a este cronista, que apenas se animó a un porrón de cerveza por 100 pesitos. 

'Dos fantasmas' (Mirando caera la lluvia, 2007), 'Quemapuentes' (Todos los días de sol, 2010) y 'Mensaje especial' (Mimi Maura, 1999) fueron algunos de los tracks más emocionantes, sobre todo, por la transformación de su sonido original: sus ritmos reggae y rocksteady dejaron paso a interpretaciones bien cálidas y románticas.

Mientras esta crónica llega a su final, la cantante comparte en las redes sociales su saludo a la ciudad de Buenos Aires, evidenciando su regreso a Puerto Rico para un merecido descanso y el reencuentro con su gente. Con la satisfacción del deber cumplido, y nosotros extasiados gracias a la magia que irradia su persona, la boricua será extrañada hasta su próxima estadía.

Fotos por Luciano Lato