El rock nacional, como se sabe, dio a la música argentina hermosos discos, hermosas canciones y también bellas portadas a producciones discográficas en vinilo como en discos compactos.

En una sumaria y por lo tanto breve lista de esos artistas plásticos, gráficos, fotográficos e incluso digitales que supieron abrevar en el ‘arte de tapa’, se puede contar al archiconocido Rocambole, Juan Gatti (‘Artaud’), Rubén Andon y Rodolfo Bozzolo (‘La grasa de las capitales’), Oscar Bony y muchos otros.

Para los curiosos, el libro ‘A todo volumen. Historias de tapas del rock argentino’, de Sebastián Ramos y Marcelo Morán, aparecido en 2008, da cuenta de esas grandes, medianas y pequeñas obras maestras.

Un libro, por supuesto, en el que no aparece el arte de portada del nuevo disco de Fito Páez, ‘La ciudad liberada’, sea porque el libro vio la luz en 2008 y el disco es de este año, sea porque se trata de una de las imágenes de tapa más feas publicadas hasta el momento.

Si la búsqueda de Páez y su autora, la fotógrafa Nora Lezano – quien en los 90 era reconocida como "la fotógrafa del rock"– fue crear una obra revulsiva, lo lograron. Pero no todo lo revulsivo es revolucionario y creativo.

Más bien, el montaje de la cabeza de Fito y el cuerpo femenino crean, en conjunto y Photoshop mediante –al menos en quien escribe (con toda la subjetividad que conlleva)–, una sensación desagradable difícil de digerir, un rechazo emocional.

“No juzgues al disco por su tapa”, podríamos parafrasear, pero si de la tapa (del envase) depende en alguna medida el deseo de hacerse con él –como en la comida (lo que parece feo, muy probablemente lo sea)–, jamás compraría lo nuevo del autor de ‘Ciudad de pobres corazones’.

Salú!