Resulta que un día, David Gilmour estaba sentado en la estación Aix-en-Provence, de la línea de trenes francesa SNCF. Allí, en el andén, fue imposible evitar que repetidas veces una melodía llamara su atención. La música que sale de los altoparlantes cada vez que hay un anuncio de partida o llamada de ambarque, esas cuatro notas volvían a disparar algo en sus pies.

El tarareo no paró hasta que llegó a su casa, y no podía hacer otra cosa que una canción: la frase conductora de “Rattle that lock”, que le da el nombre a su último disco solista, fue un desprendimiento de una situación urbana, de lo más común y cotidiana. ¿Te parece plagio? Dale genio, "seguí robando" y haciéndonos felices.