A veces los esfuerzos de la política y la diplomacia necesitan un empujón social, desde las entrañas del pueblo de tierra adentro, y las manifestaciones artísticas suelen ser un buen punto de partida. Un guitarrista cordobés llegó a las islas Malvinas con la intención de estrechar un lazo cultural, y su 'Música por la paz' recibió el aplauso de los kelpers en el suelo que más le duele a la patria.

Mario Cayon apostó por el objetivo de acercar el suelo que los argentinos sentimos como propio, y lo hizo realmente fuerte: "Me costó muchísimo llegar. Fue increíble la cantidad de puertas que tuve que golpear. Fui con lo justo o menos. Comiendo prácticamente una vez por día y teniendo que vender muchas cosas de mi estudio", reconoció sobre las dificultades económicas que surgieron en su aventura.

"A diferencia del resto de los temas, cuando escucharon 'Aurora' lo escucharon con atención. Estaba flotando el tema de la guerra, escucharon mis palabras y aplaudieron, como se puede ver en el video", describió la reacción de los locales, en el bar Narrows el 16 de mayo.

Cayon lleva 10 años recorriendo el país haciendo música instrumental, hard rock sinfónico. Toca sus propias composiciones y tiene seis álbumes editados: "Lo que hice aquella noche fue mi música. Incluí obras de Beethoven y Mozart adaptadas para guitarra, además de las canciones patrias".

"No fue una provocación y ese era el desafío, por eso el viaje se llamaba 'Música por la paz'. Era ir con total respeto para explicar el sentimiento hacia mi bandera, mi país, mis muertos, pero no en  contra de nadie", explicó sobre las expectativas anteriores al despegue hacia el archipiélago.

El guitarrista que grabó escenas en el cementerio de Darwin y en las calles de Puerto Argentino, consiguió hablar con John Fowler -escritor e investigador local, autor de un libro que propone la visión de los isleños durante el conflicto bélico- y fue muy bien recibido por los kelpers.

Con una misión puntual, el músico cordobés consiguió lo que era su anhelo: "Fui a tender un puente humano, desvinculado de las cuestiones de escritorio y con música nuestra, me traje un puñado de amigos".

La importancia de esta aventura radica en la reducción de la distancia cultural, en lo que podría ser una llave para destrabar un conflicto por la vía diplomática, pero también con un claro origen en el amor que el pueblo argentino siente por ese suelo tan ansiado y sentido.