Walter Unbehaun, de 74 años, pasó toda su vida de adulto tras las rejas. De todas maneras, se ve que el hombre no supo o no se acostumbró a vivir en libertad, por lo que decidió asaltar un banco para volver a estar encerrado.


El anciano ingresó en un banco de la localidad estadounidense de Chicago con un bastón en una mano y un revolver en la otra, y le comentó a la cajera con voz suave varias veces: "No quiero lastimarla".


Finalmente, el ladrón se fue del local con un botín de 4.178 dólares, se subió a su vehículo y se dirigió a un hotel cercano para esperar la llegada de la policía.


Cuando las autoridades lo confrontaron en el estacionamiento del hotel, Unbehaun, calvo y corpulento, soltó su bastón, subió las manos y desconcertó a la policía por su gran sonrisa que se dibujaba en su rostro, feliz de que lo hayan capturado.


"Unbehaun declaró que quería hacer algo que le garantizara pasar el resto de su vida en prisión", dijo el FBI en una declaración juramentada.


"Él sabía que lograría ese objetivo si robaba un banco con un arma cargada". Un agente contó que "estaba feliz de ir a su casa, a la prisión".


El juez en Chicago que sentenciará a Unbehaun afronta un dilema, teniendo en cuenta que si envía al hombre a prisión, sería más una recompensa que un castigo, y dejarlo libre representaría un peligro para la sociedad.