Si hay algo que interesa y que seduce es el sexo y ella lo sabe. Prostituta desde sus 18 años, Gwyneth Montenegro se dio cuenta de que se había acostado con más de 10 mil hombres y decidió publicar su historia en un libro. Pero el libro no habla solo de sexo sino de su vida, dura y llena de excesos. Excesos que muchos realizan, pocos logran salir y un montón no se animan. Una historia rica con difusos bordes de una chica que tiene muchas cosas para contar.

Gwyneth Montenegro creció en Australia. Su arancel es nada más y nada menos que de $2,000 dólares por noche. Ella cuenta que se metió en el mundo del sexo por tener muy baja autoestima, así que cuidado a las chicas con acné y aparatos, no lo prueben en casa.

“Nadie se imaginaba que podía terminar en este negocio, pero acá estoy, entreteniendo a los adultos”, sostiene en una entrevista realizada para la presentación de su curioso libro.

Gwyneth sostiene que quería ganar mucho dinero y eso sirvió también para empujarla a las antípodas sexuales y alcanzar tal vez un récord mundial incomprobable: 10.091 hombres en su cama y, el 90%, casados.

Como una lectura social de conceptos, podríamos decir que el mundo del sexo está ligado casi directamente a las drogas ya que el labor sexual se asume como un medio que sólo sirve para la reproducción, el resto, esas historias llenas de placer del acto, en general son para el colectivo imaginario, tan tabúes y pecados como las drogas y la delincuencia.

Ella, que parece tener bastante claro cómo funciona el negocio, contó que sus clientes, en su gran mayoría, eran “empresarios de cuello blanco". Con una mirada algo sexista que avala y justifica la infidelidad masculina, la rubia sostiene que no se siente culpable por haberse acostado con tantos hombres casados porque cree que “a muchas mujeres les salvé su matrimonio. Es muy sencillo, los hombres no hacen trampa si no están recibiendo todo el sexo que quieren en el matrimonio”.

¿Una curiosidad? El mejor cliente de Gwyneth fue un hombre de 84 años. ¿Lo que ella resalta como positivo de su profesión? El dinero, el glamour y el lujo que un hombre entrega por sexo y, sobre todo, por compañía. ¿Lo malo? Las adicciones, tanto a la cocaína como al alcohol. Una de las dos drogas más influenciables, sociales y duras del ambiente.

Luego de un accidente, causado según ella, por su oscura vida, cambió y se alejó de las drogas. Meses después de una dura rehabilitación comenzó clases de vuelo. Hoy trabaja tiempo completo como piloto comercial y admite no haber abandonado lo que durante más de 12 años le hizo conocer los lujos y las desgracias de una vida repleta de peligrosa adrenalina.