El peruano y médico anestesista Rubén Valera Cornejo está acusado de matar a su esposa esposa, Yubitza Llerena de Mendiburu, la noche en que volvieron de una fiesta en la localidad de Arequipa, en estado de ebriedad, momento en que comenzaron a realizar un juego sexual. “No recuerdo cuántos objetos sexuales teníamos. Tampoco recuerdo las características del objeto sexual que le introduje”, dijo el hombre a la policía.

Al día siguiente, Valera se llevó una gran sorpresa. “Le toqué el hombre y la sentí fría. Me asusté, pensé que le había pasado algo”, explicó.

De todas maneras, la policía no creyó ninguna palabra de su testimonio. “El cuerpo presentaba sangre en todos lados, no correspondía a un sangrado menstrual. No había lugar a dudas”, señaló Javier Arana, jefe de la División Nacional de Crímenes.

La autopsia dio como resultado que la mujer falleció por un shock hipovolémico y una hemorragia externa masiva.

En la habitación se hallaron una gran cantidad de objetos sexuales, como también un mortero de cañón de 33 centímetros de largo y seis de diámetro que pertenecía al padre de Valera, aunque este negó haberlo utilizado en las relaciones sexuales.

Sin embargo, los análisis forenses determinaron que se utilizó un objeto de mayor dimensión. Además, el mortero de guerra tenía rastros de sangre y de vello público.

En cuanto a las ampollas con anestesia encontradas en la habitación, los investigadores sostuvieron la hipótesis de que el hombre, que las tenía en su posesión por su profesión, las habría utilizado para atenuar el dolor de su esposa y así poder llevar las prácticas sexuales a otro nivel.

Si bien la policía remitió el caso al ministerio Público con petición preventiva, el acusado quedó en libertad, con la condición de no salir del país.

Por su parte, la familia de la víctima continúa exigiendo justicia. “Que purgue en la cárcel por lo que le ha hecho a mi hija , mi única hija biológica. Lucharé por ella hasta el final”, aseguró el padre.