Una empresa rusa que vende principalmente jugos le jugó una broma pesada a la gente que entró en el ascensor de un edificio de San Petersburgo.

Antes de que subieran, se colocaron cuatro plasmas en uno de los laterales, dando la impresión de que había un vidrio que permitía ver hacia afuera. De esta manera, en la mitad del viaje, se comienza a cortar la luz, y a través de estas "ventanas" se puede ver cómo todo se derrumba.

Mirá la reacción de las víctimas.