Un estudio sobre la aplicación del programa sanitario que propuso durante su gobierno el presidente estadounidense, Barack Obama, detectó que entre 2006 y 2011 se gastaron 172 millones de dólares en la compra de bombas de vacío, para tratamientos de disfunción eréctil.

Los inspectores del Ministerio de Salud y Servicios Sociales llegaron a la conclusión de que, si los pacientes compraban bombas de vacío para el pene de forma independiente, el precio sería dos veces menor.

Las solicitudes anuales de reembolso por estos aparatos se duplicaron, desde los 20,6 millones de dólares en el 2006 a 38,6 millones de dólares en el 2011.

El gasto innecesario del Gobierno es un tema importante en las actuales negociaciones del presupuesto, mientras los legisladores buscan alcanzar un acuerdo sobre un proyecto de gasto de un billón de dólares y ya dejaron a 1,3 millones de personas sin seguro social.