Los deseos y los placeres son muy personales, por lo que cada persona disfruta a su manera.

Keisha, por ejemplo, no puede vivir sin un pañal usado cerca. Ella los lleva a donde va para morderlos, acariciarlos.

"Deben tener pis, sí o sí. Mientras más pesados son, mejor huelen", explica la joven mientras mastica los pañales pensados como "descartables".

Este capítulo resulta bastante asqueroso, aunque los casos mostrados son realmente bizarros e increíbles.