La doctora Rebecca Slane pasaba sus días encerrada en un laboratorio químico en la Universidad de Sunderland, Inglaterra, hasta que decidió cambiar el guardapolvo blanco por unos tacones altos, y así adentrarse en el mundo del baile del caño.


Slane era la mejor de su clase y hasta incluso se graduó con distinciones, pero eso no le impidió poner en práctica el "pole dance" -el baile del caño-, como forma de ejercicio. Todo seguía como siempre, hasta que una pasión abrumadora por esta práctica impidió a la profesora volver al laboratorio y a las clases.

Ahora, su nombre es Toxic Cherry -Cereza Tóxica-, y decidió dejar de lado su profesión para dedicarse de lleno al caño. Fue así que cambió su guardapolvo blanco y sus lentes, por unos tacones altos y vestidos un poco más llamativos.


Toxic Cherry fue mejorando rápidamente y ahora es una profesional, hasta tal punto que abrió su propia academia, a la cual asisten más de 150 estudiantes de entre 18 y 60 años. "Decidí renunciar a mi trabajo en la universidad para concentrar todas mis fuerzas en el baile del caño y el mundo académico", dijo la profe.

"Algunas personas dicen que desperdicié una buena educación para convertirme en una bailarina, pero se equivocan. Me encantaba mi trabajo en el laboratorio, pero me resultaba bastante asfixiante", agregó Slane.


En 2012 , Toxic Cherry ganó la Copa Profesional de pole dance en el Reino Unido y se convirtió en la número 1 del ranking de pole dance nivel 5.