Uno de los principales motivos que arroja la investigación llevada a cabo por la Universidad de Queensland, en Australia, es que al llegar a la estabilidad amorosa y alcanzar la satisfacción en el frente sentimental, desaparece el apuro por la conquista y llega la relajación. Esto provoca que la pareja empiece a descuidarse en la alimentación y la actividad física.


El médico local Daniel Klotzman, especialista en nutrición y estética, explicó por qué la tendencia se marca más en la convivencia que en el noviazgo: "En el periodo en que cada uno sigue desarrollando su vida personal y sólo comparten periodos en la semana, los hábitos alimenticios y de actividad física no se modifican sustancialmente. Pero sí cuando se pasa a la convivencia porque las salidas personales con amigos y los deportes se van espaciando y se empiezan a sumar las comidas compartidas, las sobremesas y los "gustitos" placenteros de cada uno de los miembros de la pareja".


Más allá del dato, Klotzman aclaró que una vez concretado el aumento de peso, "solo queda solucionarlo y ahí la pareja también puede ser una aliada, ya que hacer dieta en pareja es mucho más efectivo que hacerla solo".