Blondie Bennett se gastó para ser lo que es hoy en día alrededor de 25.000 y 30.000 euros en cinco operaciones de pecho, además de los costes que supone broncearse regularmente con sprays, inyectarse bótox, y rellenar sus labios para que parezcan los de una muñeca.


Pero para completar su larga transformación, se está entrenando para ser menos inteligente, y según sus declaraciones parecería ser que cumple con su objetivo: "cuando me preguntan por qué quiero ser una Barbie, pienso ¿por qué no querría serlo?...tiene la mejor vida, todo lo que hace es irse de compras y ponerse guapa, no tiene que preocuparse de nada más", dijo la mujer.

Esta obsesión comenzó cuando Bennett era muy pequeña, mientras jugaba con su muñeca favorita. Más tarde, durante su adolescencia comenzó a vestirse como una Barbie, se tiñó el pelo de rubio y compró un Corvette para conducir el mismo coche que su heroína, "hace unos años me veía forzada a llevar una doble vida, pero decidí convertirme de una vez por todas en una Barbie, e ignorar todo lo que la gente decía sobre mí".


Blondie, que adoptó este sobrenombre hace aproximadamente año y medio, admite que ya ha acudido a "20 sesiones de hipnosis para empezar a sentirse tonta y confundida todo el tiempo".