La ballena habría muerto por causas naturales y su cadáver llegó a la costa de playa Carrasco, en Uruguay, arrojada por las aguas del Río de la Plata.

El tamaño descomunal de 16 metros de largo y un peso mayor a la tonelada del cetáceo pusieron a prueba a las autoridades uruguayas a la hora de armar el operativo para poder remover el cadáver.

Las tareas de remoción comenzaron el sábado por la mañana  utilizando maquinaria pesada y gran cantidad de personal, pero dadas las condiciones climáticas adversas recién el domingo por la mañana se logró retirar el cadáver de la ballena. Toda la operación convocó decenas de curiosos.

El paso del tiempo fuera del agua generó que el cuerpo de la ballena se hinchara y pudieran apreciarse los intestinos enormes del animal que terminaron desparramándose sobre la arena.

El cadáver del cetáceo fue trasladado al basural uruguayo ubicado en la Usina 5. Se extrajeron muestras de la ballena para investigar la verdadera causa de la muerte.