El funeral de Bernardino Piñera, de 104 años, tío del presidente Sebastián Piñera y arzobispo emérito de la ciudad de La Serena, que había sido investigado por el Vaticano por un supuesto abuso sexual a un menor de edad hace cinco décadas, tuvo lugar el domingo en un cementerio privado de Santiago. Bernardino falleció víctima del coronavirus pero el presidente y su familia saltaron el protocolo.

En redes sociales circularon imágenes de la ceremonia en la que se ve a más de 20 personas reunidas, entre ellas un pequeño grupo de músicos, sacerdotes y fotógrafos. Algunos medios contabilizaron hasta 31 personas en el sepelio rompiendo absolutamente todos los protocolos de la lucha contra el COVID 19.

Pero en su discurso en el funeral, el presidente Piñera afirmó que su tío murió por coronavirus: "No es casualidad que haya muerto en el día del padre y víctima de una enfermedad que ha causado tanto dolor y sufrimiento a las familias chilenas", dijo en el sepelio.

Consultada por la prensa, la subsecretaria de Salud, Paula Daza, afirmó que el funeral se ajustó "100% al protocolo" establecido, al asistir 18 miembros de la familia. Daza también explicó que el ataúd se abrió, porque contaba con un vidrio "absolutamente sellado".

El protocolo de las autoridades por la covid-19 permite un máximo de 20 personas y que el ataúd permanezca sellado, además de reglas de distanciamiento físico de un metro entre los asistentes.

El ministro de Salud, Enrique Paris, intentó explicar lo inexplicable.

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