José Mujica invitó por tercer año consecutivo a niños, jubilados y pacientes psiquiátricos a compartir un asado en el mediodía del 24 de diciembre. La comilona se realizó en los jardines de la Residencia de Suárez y dejó muy conformes a todos los asistentes.

"Fue espectacular", resumió la enfermera Selva Tabeira, coordinadora del Taller Sala 12 del Vilardebó, que permite a los pacientes psiquiátricos peligrosos aprender oficios artesanales, como carpintería y pintura.

Las mesas se ubicaron en torno a una regia casa del siglo XIX, destinada a ser hogar oficial de los mandatarios del país, pero que Mujica ha preferido no utilizar con ese fin porque prefirió seguir habitando su chacra.

"El presidente es un referente para los pacientes del taller. Siempre tiene la delicadeza de pedir que lleven el cordero que sobre del asado para los que no pudieron ir", contó Tabeira.

El Taller 12 "muestra la cara buena del Vilardebó", porque da la oportunidad de trabajar a pacientes mentales que cumplen condena o esperan un veredicto por graves crímenes. Una actividad, que "El Pepe" (Mujica) valora mucho porque ha servido para desestigmatizar a muchos de estos enfermos y que los familiares comiencen a visitarlos.

"Esto pretende ser una pequeña muestra republicana para recordarnos entre todos que cualquiera sean las circunstancias nadie es más que nadie y, en definitiva, pertenecemos a una nación en curso", declaró Mujica en el discurso pronunciado tras el almuerzo colectivo.