La presidenta de Brasil ratificó que seguirá en el cargo: "No tengo ningún interés en renunciar, no me resigno", aseguró en conferencia de prensa. Y volvió a respaldar al expresidente Lula Da Silva, involucrado por la justicia en la cusa que investiga un caso de corrupción entre ex funcionarios y empresarios por la petrolera Petrobras.

"Nadie tiene derecho de pedir la salida de un cargo de presidente legítimamente electo sin dar pruebas de que haya violado la Constitución", advirtió la mandataria. Así le respondió al jefe del partido opositor PSDB Aecio Neves, que esta semana había dicho que en un "gesto magnánimo" la mandataria debía renunciar.

"Permita con su renuncia que Brasil inicie una nueva etapa en su historia", había afirmado Neves, derrotado por Rousseff en las últimas elecciones presidenciales.

Al salir en defensa de Lula, dejó abierta la posibilidad de que lo incorpore a su gabinete. Esas versiones trascendieron en los últimos días, ya que por los ataques de la justicia esa medida le garantizaría al ex mandatario inmunidad frente a las investigaciones en primera instancia.

"Sería un gran orgullo tener al ex presidente Lula en mi gobierno, porque es una persona con gran experiencia, gran capacidad política", dijo Dilma.

Estas declaraciones fueron efectuadas en un encuentro con la prensa en el Palacio del Planalto, mientras grupos civiles como el Movimiento Brasil Libre y Vem Pra Rua ultimaban los preparativos de la "megamanifestación" convocada para mañana en todo el país a fin de exigir la salida de la presidenta, ya sea por medio de un impeachment en el Congreso o a través de su renuncia.