En un clima de tensión creciente, el Gobierno de Michel Temer asediado por los escándalos de corrupción y los conflictos socioeconómicos se enfrenta a la primera huelga general y masiva desde 1996. 

Los proyectos de flexibilización laboral y los recortes a las pensiones incrementaron aún más el malestar hacia Temer cuya oposición ya se encuentra en su propio arco político. 

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La última encuesta de opinión, del instituto Ipsos, señala que apenas el 4% de los brasileños apoya al Gobierno de Temer  más allá que la economía se ha ido recuperando y todas las previsiones indican que el PIB de Brasil crecerá levemente este año tras caer un 3,8% en 2015 y un 3,6% en 2016. 

Ya hubo incidentes en San Pablo con piquetes y manifestantes que prendieron fuego gomas además de cortar el tránsito. La situación de calles desoladas y negocios cerrados se repite en varias ciudades.  Además los manifestantes tienen previsto marchar hasta la casa de Temer. 

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