A Luis Ventura no le importa nada, está jugado en su afán de seguir estando y facturando, en su creencia de que lo que hace es algún tipo de periodismo.

Como su credibilidad está en saldo negativo apela a tirar bombas de humo para ver si entusiasma a algún incauto y lo lleva para su redil.

La visita de Luis Miguel y la polémica alrededor de su aspecto físico le permitió sacar a pasear a uno de sus caballitos de batalla: el paradero de su madre, a la cual el audaz periodista siempre situó en Argentina.

No contento con eso, señaló -difusamente- que no se podía tener certeza “porque en el país hubo desaparecidos”, como si pudiera establecerse algún tipo de vínculo entre ambos acontecimientos.

Hasta Cinthia Fernández sintió que se había pasado un límite y todo terminó de la peor manera.