El juez de instrucción porteño Gustavo Pierretti imputó al peluquero de haber sustraído y ocultado a sus acreedores -principalmente, laborales- al menos 17 inmuebles, a través de sociedades fantasmas y testaferros. 

Según Pierretti "la esforzada y prolija aritmaña pergeñada por Giordano a la cabeza ha logrado su fin: frustrar los derechos de la masa de acreedores", y señaló que se encontraban reunidos "elementos de convicción suficientes" para procesar a Giordano por aparentar un estado de insolvencia que no guardaba relación con su realidad económica. 

En el auto de procesamiento el juez señaló que la prueba habría comprobado que, el vínculo entre accionistas y representantes entre las sociedades entre sí y con Roberto Giordano, la ausencia de actividad comercial de las sociedades y la imposibilidad de los socios para adquirir bienes y que Roberto Giordano era y siguió siendo dueño de las propiedades que fingió transmitir a otros o que adquirió a su nombre. 

La causa se inició por una denuncia que realizó la jueza Julia Villanueva, quien está a cargo del expediente de la quiebra en el fuero comercial. 

También el juez de instrucción imputó a otras ocho personas cómplices del empresario de la moda, y tres de ellas reconocieron haber firmado algunos de los documentos investigados, relativos a la constitución de las sociedades fantasmas, a modo de favor. 

Pierreti resaltó en su escrito la conducta del escribano que colaboró con la constitución de las sociedades y en las operaciones de compraventa de los inmuebles que le permitieron a Giordano ocultar sus bienes. Este profesional era –además– el cuñado del estilista.