Madonna fue la sorpresa de la noche, pero no sólo por su repentina participación en el festival norteamericano Coachella, sino por el polémico beso que le metió al rapero Drake.

La polémica, en realidad, no se dio por el beso en sí, sino por la actitud del rapero cuando la cantante de 56 años lo sentó en una silla y le dio un "chupón" impresionante.

Drake se agarró la boca en señal de asco y luego expresó: "¿Qué demonios acaba de pasar?", a lo que la reina del pop le contestó: "Soy Madonna, cabrón".