Tras varias semanas sin tanques hollywoodenses en cartelera, este jueves llegó a las salas argentinas “Transformers: la era de la extinción”, cuarto episodio de esta saga del cineasta Michael Bay, que esta vez decidió modificar por completo el reparto para intentar así recuperar la atención de los fanáticos de esta historia basada en los muñecos de Hasbro.

La acción de este film está centrada en un ingeniero e inventor poco exitoso de Texas, que vive junto a su hija. Entre ambos se encuentran por error con un Optimus Prime malherido, y lo ayudan, provocando así ser perseguidos por agentes de la CIA, debido a un plan del gobierno destinado a encontrar y cazar a los Autobots y Decepticons.

Todo el film transcurre inmerso en grandes y bien logradas secuencias de acción y de peleas, que resaltan por los tremendos efectos especiales que tiene la película, lo que es habitual en los films de Michael Bay, y en especial en esta saga. Estos aspectos, los que tienen que ver con la realización, son los más destacados en la labor del cineasta respecto a este trabajo, que en buena parte parece una repetición fórmulas de las cintas anteriores.

La película es más de lo mismo. No innovó en cuanto al argumento, y tampoco logró un cambio de efecto al renovar a los actores. Si bien las participaciones de Mark Wahlberg, y en especial de Stanley Tucci, que es el que más se destaca, le dan un toque de calidad a la cinta, el resto parece un refrito de los mismos conflictos que atravesaron los Transformers en las entregas anteriores, con el mismo estilo de narración y el mismo desenlace.

Es decir, la película se luce en cuanto a su realización, y ese es un buen motivo para verla en el cine. El problema es que para los que siguieron las cintas anteriores, puede resultar aburrida porque la historia, desde aquella muy buena primera parte, hasta ahora, prácticamente no ha atravesado grandes avances. Encima, las casi tres horas que dura la cinta la hacen excesivamente larga.

Para enumerar todo lo positivo: las secuencias de peleas, los grandes efectos especiales, las buenas incorporaciones de Wahlberg y Tucci, el toque de belleza que le pone Nicola Peltz a la pantalla, y las divertidas interacciones entre los Transformers. Lo malo: el argumento en general y la forma de contarlo, y como ya se mencionó, el trabajo de edición, que dio como resultado una película larguísima, que se podría haber ahorrado por lo menos, media hora.

¿Hay que verla? Sí, es una buena opción pochoclera, aunque al final generará esa sensación de que se esperaba algo más, algo nuevo. Garpan la entrada los tremendos efectos, en especial si se disfruta en pantallas gigantes o en 3D, y también la acción casi continua que promete “Transformers 4: la era de la extinción”, y que cumple.