El efímero presidente de Independiente -duró un suspiro al frente del Rey de Copas- todavía sigue haciéndose el canchero, usando el tono sobrador de quien tiene mucha calle, dinero y sabiduría para enfrentar cualquier situación, como si su vergonzoso paso al frente del Rojo no le hubiera hecho mella.

Y mostró su peor cara al dialogar con un hombre y una mujer que vestían y hablaban con ropas e idioma correspondientes a uno de los pueblos originarios al cual la notera ‘de color’ del programa -como si en el resto se hablara de algo en serio- se cruzó de casualidad en un vagón del subte porteño.

La conversación contó con una muestra de prejuicio, vergüenza ajena, racismo, bronca, incorrección política y falta de profesionalismo suficiente como para ser mostrada como ejemplo de lo que no se debe hacer.