Estaba describiendo su familia ensamblada. Y empezó a nombrar. Primero a los hijos de su mujer con su anterior pareja, y después, cuando llegó a los propios, lanzó un "la más chiquita", para sortear el difícil momento de no recordar como se llama la menor del clan. Acto posterior entró una llamada telefónica de su mujer. El resto, miralo.