De acuerdo al estudio que realizó la Unión Industrial Argentina (UIA), la relación respecto a julio se presentó sin variaciones en tanto que en los primeros ocho meses del 2015 la industria acumuló una caída del 0,4 por ciento respecto del mismo período del año pasado.

Luego de 15 meses de caída interanual de la producción industrial, desde marzo del 2014 hasta mayo del 2015, en junio se observó un quiebre de tendencia y agosto fue el tercer mes consecutivo en el cual creció la producción, con la particularidad que nueve de las doce ramas mostraron incrementos en el volumen de producción, indica el estudio.

El informe detalló que al alza se destacaron los sectores de la industria química y farmacéutica registró con un aumento interanual del 13,4 por ciento, liderando el crecimiento en el mes, lo que se explica por el aumento del 31 por ciento en la producción de sustancias y productos químicos impulsada desde el sector de agroquímicos y fertilizantes.

En el caso de la producción de los alimentos y bebidas la mejora vino dada por la mayor molienda del complejo oleaginoso, la cual experimentó un aumento del 24 por ciento en agosto respecto del mismo mes del año pasado.

El informe de la UIA resaltó que el sector automotriz registró en agosto un aumento interanual del 7,1 por ciento, parte destinada al mercado interno, mientras las exportaciones de vehículos sigue exhibiendo una dinámica contractiva como consecuencia de la situación económica de Brasil.

Otros sectores que contribuyeron en menor medida al desempeño positivo de la industria en agosto fueron minerales no metálicos, continuando con la tendencia positiva iniciada en febrero, con un avance de su nivel de producción del 8,1 por cient en agosto, en virtud del aumento registrado en la producción de materiales para la construcción del 14,4 por ciento.

Dicho crecimiento encuentra su explicación en el dinamismo observado en la actividad de la construcción, fundamentalmente en los proyectos vinculados a la obra pública tanto a nivel nacional como provincial, por un lado y al impacto del ProCreAr en proyectos residenciales, así como la persistencia del impulso a la construcción y refacción de viviendas.