Iban 20 minutos del segundo tiempo, y en Victoria no había emociones, ni situaciones ni disparos ni tiros de esquina casi.

Hasta que Martín Galmarini tomó la pelota en el sector derecho de la defensa y ante la escalonada presión de dos hombres de Quilmes, les tiró un caño a cada uno y salió jugando ¡Belleza!