Los Superclásicos suelen cambiar el ánimo de los equipos, fortaleciendo a los que salen ganadores y generando dudas en los derrotados. Para eso contribuyen los análisis posteriores de los periodistas que acentúan las sensaciones de desazón en las caídas y maximizan los triunfos.

Toti Pasman es de esos a los cuales el resultado les condiciona todo el análisis, y si bien permanentemente tiene enfocados los cañones hacia la dirigencia auriazul y las resoluciones de Juan Román Riquelme, la derrota ante River le dio la posibilidad de pegar con saña.

Mostrando su lado de hincha del equipo de la Ribera, en el cual siempre destaca a la mística de La Bombonera y el peso de la hinchada, se enojo por la derrota en el Superclásico y buscó a los responsables.

Esta vez le pegó casi con exclusividad a Jorge Almirón -tal vez a la espera de la vuelta de las semifinales de la Copa Libertadores ante Palmeiras para disparar toda la artillería- y en el revoleo también la ligó Martín Demichelis.