Una parte de la historia ya es más o menos conocida. Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez hicieron saber hace un año, apenas consumado el descenso de River, que querían volver justamente para eso: volver al equipo al lugar del que nunca debió haberse ido. Aportes más, aportes menos, y comparaciones al margen, los dos fueron muy importantes para que River consiguiera el objetivo: campeonato y ascenso. Pocos días después, con el festejo ahí, todavía calentito, Cavenaghi y el Chori salían de un programa de televisión y se enteraron de que Matías Almeyda había anunciado que ya no los tendría en cuenta. Por explicar algo, el técnico dijo que quería “un River más rápido”.

Los dos futbolistas, dolidos, se descargaron en los medios que pudieron con un mensaje contundente: “Nos traicionaron”. Según ellos, mucho más Passarella que Almeyda. Mientras el entrenador admitió que no se había manejado bien, al presidente no se le escucha la voz desde hace tiempo.

Sin embargo, la manera de comunicarse del Kaiser fue mucho más violenta que cualquier palabra. Por supuesto, Passarella no firma ni aparece y hasta se dirá que fue un error y que el club no tiene nada que ver. Sin embargo, en la página oficial www.cariverplate.com se publica lo siguiente: “Como no había ningún premio en caso de salir campeones de la temporada pasada (2011/2012), la Comisión Directiva decidió fijar uno especial para entregarle al plantel y que se reparta entre todos los integrantes que consiguieron el trofeo, con excepción de dos jugadores que ya tenían una cláusula contractual de premio por ascenso. Se trata de Fernando Cavenaghi, quien arregló con anticipación recibir $615 mil dólares en caso de volver a la máxima categoría y Alejandro Domínguez, quien acordó $405 mil”.

Lo que delata este comunicado oficial es la maldad. Nótese que cuando se habla de que se fijó un premio especial para que el plantel se reparta no se dice la cifra y sí se la dice cuando se habla de Cavenaghi y Domínguez. Así está River...