En agosto de 2011, Barcelona y Real Madrid definieron la Supercopa de España en un duelo que quedará en la historia de los derbys por una situación extrafutbolística. José Mourinho, entrenador merengue por ese entonces, se desencajó y agredió con un piquete de ojos al DT rival, Tito Vilanova.

Sin embargo, con el pasar de los años esa agresión quedó en el recuerdo y el propio portugués, al enterarse del fallecimiento de su colega, lo recordó con gratificación: "Su partida la sufren el fútbol, el Barcelona y sobre todo su familia".