La sexta división de Vélez Sarsfield enfrentaba a Independiente con la necesidad del triunfo para salir campeón, pero los juveniles del club de Avellaneda empataron el encuentro y, según testigos, provocaron a los de Liniers tras haberle arruinado el campeonato.

Todo derivó en una batalla campal entre los juveniles, donde hasta el árbitro terminó en el piso, mientras los jugadores se arrojaban piñas y patadas por doquier. El capítulo más vergonzoso fue cuando la pelea se trasladó a las afueras del campo.

Padres de los chicos y representantes de los clubes continuaron con la bochornosa pelea cuando deberían ser los que pongan paños fríos y calmen a sus hijos que solamente tienen 14 años.