La final de la Copa Libertadores ya trascendió las barreras del deporte y se metió de lleno en la cumbre del G-20. A dicha cita con los principales líderes políticos del mundo está también invitado el presidente de la FIFA.

Mauricio Macri aprovechará la ocasión para solicitarle en persona a Gianni Infantino que el River-Boca, a pesar de los piedrazos al micro y la suspensión, se juegue en el Monumental de Núñez.

No sólo eso, sino que además sea con público local, como estaba pautado antes de los incidentes. Lo cierto es que difícilmente logre torcer la decisión de Conmebol.