Marcelo Bielsa iniciaba su ciclo como director técnico del Leeds United , hace dos años atrás. Es un histórico club del fútbol inglés. Lejos de las luces de la Premier League, el proyecto lo invitaba a conseguir lo que el club no había podido en la última década y media: el ascenso que lo devolviera a la máxima categoría.

"Siempre fue mi ambición trabajar en Inglaterra y tuve varias oportunidades de hacerlo a lo largo de mi carrera, pero sentí que era importante esperar al proyecto correcto para venir", dijo el día que asumió.

Lo primero

Las condiciones que el Loco le puso a los dirigentes del Leeds para asumir como DT no estaban relacionadas a lo económicos sino a la aprobación de ciertas modificaciones estructurales que él consideraba que había que hacer en las instalaciones del club para alcanzar el éxito.

Camas, nuevas áreas de esparcimiento con mesas de pool y consolas de videojuegos, y mejoras en la piscina, fueron algunos de los pedidos que efectuó con la intención de que sus jugadores tuvieran todas las comodidades para el descanso entre las sesiones de entrenamiento, que a su llegada pasaron de ser de 2 o 3 horas diarias a jornadas de doble y triple turno de hasta 12 horas de ejercicios.

"Si no aceptan lo que vamos a hacer, pueden irse a hacer otra cosa", les dijo Bielsa a los jugadores el día que llegó, y así les marcó la cancha. 

También solicitó un espacio propio con un catre, cocina y televisión para poder trabajar durante el día.

La modestia

El empresario italiano Andrea Radrizzani, propietario del Leeds, envió a Bielsa a Rudding Park, un lujoso hotel & spa cinco estrellas de Harrogate adonde el Loco estuvo alojado apenas unos días: prefirió alquilar un modesto monoambiente en en Wheterby, un pueblo de 20 mil habitantes situado en las afueras de Leeds, para poder estar cerca del campo de entrenamiento del equipo. 

En sus primeras semanas, antes del debut, el técnico envió a sus dirigidos a juntar la basura de los alrededores del campo de entrenamiento del club durante tres horas. ¿Por qué? Bielsa calculó que ése es el tiempo de trabajo que le lleva a un hincha poder pagar la entrada para verlos, y así le quiso mostrar a su nuevo plantel el esfuerzo que significa para los hinchas asistir al estadio. 

Es habitual ver a Bielsa caminando por las calles de Wheterby. El entrenador rosarino disfruta cada mañana de los 45 minutos de caminata que tiene de su casa al campo de entrenamiento.

También es común para la gente del lugar cruzárlo en los supermercados Morrisons o Sainsbury’s, donde hace las compras, o junto a los integrantes de su cuerpo técnico en el Costa Coffee, donde tiene una cuenta corriente que salda al cierre de cada mes.

En la temporada anterior, frente a Aston Villa, en condición de local, se dio una situación sumamente peculiar. Mateusz Klich marcó el 1-0 a favor en una jugada con polémica por la supuesta lesión del delantero rival Jonathan Kodjia (quien estaba caído) y ante el reclamo de los rivales Bielsa les pidió a sus dirigidos que se dejaran marcar el empate. 

"No se lo regalamos, se lo devolvimos. Los hechos con los que se vieron y la interpretación de los hechos los expresamos a través de la conducta que mostramos. El fútbol inglés es reconocido en ese sentido, por lo cual yo no soy quien debe expresarse en un lugar en el que esa forma de actuar es un valor", señaló Bielsa. Luego, en septiembre, esa jugada ganó el premio Fair Play en The Best, la gala de la FIFA.

Es estatua

Es tal el cariño que los fanáticos del Leeds sienten por Bielsa que uno de ellos mandó a hacer una estatua del entrenador a Asia y se la donó al club para que quede para siempre en las instalaciones. 

Fuente TyC