El uruguayo Diego Lugano no se dejó amedrentar por los hinchas más radicales del San Pablo. En la mañana del sábado, los torcedores del equipo paulista invadieron el entrenamiento para reclamarle mejores resultados a los jugadores.

Luego de las agresiones a Wesley y Michel Bastos, la práctica debió ser suspendida. Por este motivo, el defensor se hizo cargo de la situación y confrontó con el centenar de simpatizantes, a los que les recordó que de esta situación iban a salir “todos unidos”.

Finalmente, luego de lo que pareció una arenga hacia sus hinchas, Lugano se sacó selfies con los líderes de la barrabrava, que se lo pensará dos veces la próxima vez que quiera apretar al equipo del charrúa.