En la goleada por 3-0 de la Sampdoria al Nápoli, Quagliarella conmocionó al mundo del fútbol con una obra maestra.

Tras un centro desde la derecha, el veterano delantero se elevó, dejó pasar la pelota entre sus piernas y le pegó con el taco. Cabe destacar que no estaba cerca del arco ni en la posición más cómoda, como suelen darse los goles de esta naturaleza. 

El estadio enloqueció y el autor no lo gritó por su pasado en el club napolitano. Como si fuese poco, Quagliarella saludó al arquero rival.