Los goles olímpicos son flores extrañas, que se ven poco, que llaman la atención aun a aquellos a los que no les interesa el partido. Son pocos los que logran hacer alguno en su carrera, y la mayoría de las veces, se le suele marcar una cierta responsabilidad a los arqueros que lo reciben.

Pero en este caso, lo de Matías García merece un tratamiento especial. El zurdo ex Gimnasia y Esgrima La Plata le pegó con una fuerza y precisión pocas veces vista y clavó un golazo.