La conmoción en el mundo del fútbol, sobre todo de la Premier League y de todo Europa recién comienza.

Andy Wooedward es un ex futbolista inglés de 43 años que en una entrevista con el diario The Guardian de Inglaterra confesó que su entrenador, el conocido formador de jóvenes Barry Benell, ,abusó sexualmente de él cuando tenía 11 años.

Sin vueltas, Woodward confesó que el técnico lo violaba cuando jugaba en el Crewe Alexandra. Y se preguntó: "¿Cuántos más habrá ahí afuera? Hablo de cientos de chicos a los que ese hombre 'eligió' y que como adultos puede que aún vivan con ese miedo".

Benell, el DT en cuestión que también trabajó en las inferiores de Manchester City y Stoke, en 1998 fue condenado a nueve años de cárcel tras declararse culpable de 23 cargos de abusos sexuales contra seis niños que tenían entre 9 y 15 años.

Aquella historia del director técnico reconociéndose durante los juicios como un "monstruo" había quedado en la historia, pero tras la confesión de Wooedwar volvió a herir la identidad británica.


Recuerdos del horror


Woodward aseguró que Benell prefería a los "chicos más débiles y blandos". El ex futbolista era de ese "grupo" y  los abusos que sufrió lo llevaron a intentar suicidarse, según él, más de diez veces.

Benell solía llevar a los niños a su casa y entretenerlos para ganar su confianza, después los amenazaba con armas para que guardaran silencio, y en caso de que contaran lo que pasaba, les advertía que los borraría del plantel y acabaría con su sueño de ser jugadores.

Tras reiterados ataques de pánico ya como profesional, por los cuales Woodward debió fingir lesiones, lo llevaron a tomar la decisión de retirarse de fútbol profesional a los 29 años.


"Hablar de estas cosas en el fútbol es mucho más difícil", advirtió el exjugador, y concluyó: "No es sino ahora, con 43 años, cuando me siento por fin libre de contar mi historia y librarme de esta horrible carga. No sólo mi carrera futbolística, también mi vida se ha visto arruinada hasta ahora". 


Y citó el ejemplo de Gary Speed, solía visitar la casa de Benell cuando estaba en su etapa de formación, y en 2012 cuando era el entrenador de la selección de Gales, se suicidó.