Con un Messi inspiradísimo y rendimientos altos como los de Banega, Lavezzi e Higuaín, Argentina goleó a Estados Unidos con autoridad total y se metió en otra final -la tercera consecutiva-, esta vez de Copa América Centenario. 

La selección fue voraz desde el primer minuto, convirtió el primer gol a los 3 minutos -por un pase brillante de Messi al vacío-, a través de un cabezazo de Lavezzi y a partir de allí manejó el trámite del juego. 

Desde lo posicional, territorial y mental, nunca peligró el triunfo del equipo de Martino, que consumó -según el cronista y otros colegas-, uno de los mejores partidos desde que es entrenador de la selección. 

A los 31 minutos, Messi hizo historia al batir el récord de Batistuta con un tiro libre ¡so-ber-bio! que está entre los mejores goles de su carrera.

A partir de la prolijidad en la salida, por los laterales hacia el centro en la zona media y hacia los costados en los últimos metros, Banega se hizo eje e imán de cada avance argentino. Y Messi, desde la derecha al mundo del campo de juego, derrochó fútbol ante un equipo que venía de eliminar a Ecuador -líder de las Eliminatorias-, vencer a Paraguay y hacerle partido a Colombia. 

Y Argentina lo vapuleó, lo dejó chiquito, un equipito que pateó una sola vez al arco fue el de Klinssman.

En el complemento, Higuaín sepultó cualquier ilusión norteamericana apenas iniciado el juego. Tras un pase como un cuchillazo de Lavezzi -aquel que algunos señalan como gran contador de chistes, acostumbrado a asistir a Ibrahimovic o Cavani-, el 'Pipa' definió una y dos veces ante el arquero yanqui. 

Entonces con el 3 a 0, en cualquier avance pareció nacer el cuarto gol. El arquero yanqui Guzan lo evitó ante Messi, Biglia e Higuaín. Pero nada pudo hacer cuando achicó el ángulo de tiro de Lio y este quebró el cuerpo en vez de patear para asistir a Gonzalo, que convirtió el cuarto y definitivo tanto de una goleada rotunda.

Martino construye contra todas nuestras críticas un equipo que sorprendió con su solidez en dos de los cuatro partidos, tras dejar algunas dudas en el primer tiempo ante Chile y por ratos frente a Panamá.  

El DT le inyectó una dosis de presión en tres cuartos de cancha al equipo que no lució ni en la Copa América pasada ni en las Eliminatorias, salvo excepciones como el partido con Colombia en Barranquilla, aquel del triunfo 1 a 0 con gol de Biglia. 

Claro que todo esto debe consumarse en la final del domingo en Nueva Jersey, ante Chile o Colombia, que juegan este miércoles. Lo admiten los protagonistas antes que los cronistas. Lo saben los jugadores mejor que nadie. Es su deseo mayor, más que el de cualquiera. 

Por todo esto y por sus ganas de ganar algo la generación Messi llega a su tercera final consecutiva, luego de perder en 2014 la Copa del Mundo ante Alemania en tiempo suplementario y el año pasado en Santiago frente a Chile por penales.

Que sea la continuación de un proceso, que resignifique las derrotas anteriores y que sane aquellas heridas. 

Formaciones

Argentina: Sergio Romero; Gabriel Mercado, Nicolás Otamendi, Ramiro Funes Mori y Marcos Rojo; Javier Mascherano; Augusto Fernández, Ever Banega y Ezequiel Lavezzi; Lionel Messi y Gonzalo Higuaín. DT: Gerardo Martino.

Estados Unidos: Bradley Guzan; Fabián Johnson, Geoff Cameron, John Brooks y Matt Besler; Michael Bradley, Darlington Nagbe y Christian Pulisic; Gyasi Zardes, Clint Dempsey y Graham Zusi. DT: Jurgen Klinsmann.

Estadio: NRG, de Houston.

Arbitro: Enrique Cáceres (Paraguay).